Con un dolor fuerte en el alma escribo estas palabras para recordar a un hermano de la vida, Álex Rodríguez o Álex Garrapatas o Ardillas, como muchos le llamábamos cariñosamente. Para recordar el génesis de nuestra amistad, me tengo que remontar a Diciembre del 2000, o la primera vez que todos vimos a Garrapatas en vivo. Fue en un chinchorro en Bayamón, con las bandas usuales de esa época, Los Pepiniyoz, Bad Influence, Boca, etc. El corillo ya conocía a Nelson, porque era vecino de todos nosotros. Pero esa noche vimos su banda, ‘Las Garrapatas en Pubertad’, que contaba con otros dos párvulos de 14 años en tarima, Polito en la batería y Álex en el bajo. Eran tan chamaquitos, que se tuvieron que ir rápido después de tocar, pero esa noche empezaron a dejar peste en la escena subterránea local. Un power trío de chavalines tocando un hardcore-punk bien caótico.

Comenzando el 2001, Fridi, Gianky y yo formamos Panty Sniffers, que incluía también a Nelson ‘Garrapatas’ en guitarra. En el primer show de Panty Sniffers para abril 2001 en El Ladrillo en Río Piedras, también tocó Garrapatas y Ardillas (pre-Gianky, con Iván tocando bajo y cantando). Garrapatas fue la mejor de la noche, sin duda. Ahí se ganaron el respeto de los hardcore kids, skins y punks más veteranos de la escena. Como decía el célebre Carlos ‘Profe’: “Las Garrapatas no son chiste”. Y nunca jamás lo fueron. Fue la primera banda del ‘corillo’ que le gustó a gente de fuera de nuestro entorno. Y así Panty Sniffers y Garrapatas, siempre fuimos bandas hermanas, compartiendo cuarto de ensayo, equipo, shows y hasta grabaciones (compilado ‘Nuestro Punto de Vista’ (2001), para esos primeros años de 2001-2004. Desde ese tiempo, ya Álex era uno más del Vecino Crew o Mediokre Crew, como nos conocían en la escena.

Álex siempre fue tremendo músico, que dominaba la guitarra y el bajo con bastante genialidad. Llegó a ser el segundo guitarrista de Ardillas para principios de los 200o’s, depués tocó en la enfímera banda tributo a Screeching Weasel, Highschool Pyschopaths y hasta con la banda de los ex-Microbios, Cellar Door. Ya después de ahí, se fue a estudiar y trabajar en la industria del cine en Nueva York por unos años. Pero siempre mantuvimos el contacto, porque nos unía ese vínculo de haber tocado tanto tiempo en los mismos círculos y nuestro amor por el Barça y Leo Messi.

Cuando regresó a Puerto Rico de New York, llegué a verlo en varias ocasiones más. Hangeamos y vimos bandas, como siempre hacíamos en los buenos tiempos.  Me recuerdo que siempre fue bien fanático de Distorción Rebelde. Como no acordarse de aquel roadtrip para ver a Distorción abriéndole al grupo punk español, Reincidentes. ¡Que mucho gozamos todo el ‘combo’ en la Quest azul de René! Y también era bien fanático de los Kabezudos de Villa Bajo, que cuando tocaban era una auténtica fiesta para todos nosotros.

Ya después del 2007, yo me autoexilié en la Península Ibérica y en Califas, pero siempre me mantuve en contacto con Álex. Siempre seguíamos hablando de música o de cuan cabrón Messi seguía jugando a través de los años. Pero mi última memoria de Álex fue cuando lo entrevisté para el libro de la escena punk boricua que estoy haciendo. Pompiao’ como siempre, me contestó las preguntas sin rechistar. Así era Álex. Dado a sus panas, un excelente músico, culé, pero mucho mejor persona. Te voy a extrañar, mi compa.